Eres un basquetbolista argentino de viaje por la fantástica NBA

¿Quién no se sumergió tardes enteras a recorrer una y otra vez las páginas de alguno de los maravillosos libros de la colección Elige tu propia aventura? Cada decisión, por pequeña que pareciera, podía marcar el destino de éxito o fracaso de un plan. Bueno, bienvenidos y bienvenidas a un interminable viaje por los Estados Unidos, donde hay 30 destinos posibles y una enorme cantidad de jugadores argentinos para recorrer su extenso territorio.


Estamos en el año 2000. Eres un basquetbolista argentino que forma parte de un seleccionado que suele deambular alrededor del décimo puesto en los Mundiales y no logra clasificarse con continuidad a los Juegos Olímpicos. Estás de vacaciones, pescando en el Río Paraná, cuando recibes un llamado telefónico que te sorprende. Es de tu agente. Primero crees que es una broma y cortas la comunicación. Pero él insiste. Escuchas lo que tiene para decirte y te parece increíble. Un equipo de la NBA, la mejor liga del mundo donde ningún compatriota ha logrado jugar, quiere contar con tus servicios. Se te dificulta continuar con la conversación porque se te hace un nudo en la garganta. Debes tomar una decisión muy importante para tu vida. Si crees que es mejor comenzar tu camino en un equipo de la Conferencia Oeste continúa leyendo lo que sigue. Si, en cambio, consideras más apropiada una franquicia de la Conferencia Este, entonces saltéate cuatro párrafos y continúa más adelante.

Seattle es un buen lugar para comenzar el camino. Viajas en auto desde Olavarría -la ciudad de Estudiantes, tu último equipo en Argentina-, hasta Buenos Aires para tomarte el primero de dos vuelos. Revisas nuevamente el pasaje para confirmar que esté bien escrito tu apellido. Te quedas tranquilo, ya que en letras imprentas mayúsculas vuelves a leer RUBÉN WOLKOWYSKI. Trece horas después de despegar, aterrizas en Los Angeles. Tras una breve espera, tomas el avión que te deposita, tres horas más tarde, en tu destino. Has llegado al territorio más grande del estado de Washington, al Noroeste de Estados Unidos. Con el Océano Pacífico como protagonista, la torre Space Needle -un ícono de la ciudad que parece haber llegado del futuro- es su atracción más importante. Lejos de las luces de la imponente New York, Seattle parece recibirte con amabilidad y tranquilidad.

Los Supersonics, quienes decidieron llevarte para una prueba, tuvieron su momento de gloria en 1979, con el único título de su historia, y volvieron a las Finales en 1996, pero no pudieron contra los míticos Chicago Bulls de Michael Jordan. De ese plantel aún está Gary Payton y es quien lidera al grupo. Nombres como Patrick Ewing y Rashard Lewis también se destacan.

Tu elección parece haber sido acertada. De ser un absoluto desconocido para el mundo NBA, logras hacerte un lugar en el equipo y juegas 34 partidos. Te has convertido, sin siquiera haberlo imaginado, en uno de los dos primeros argentinos en participar de la liga de básquetbol más importante del mundo.

Tras una inesperada salida de la competencia en donde no logras quedar en el plantel de Dallas Mavericks, un paso esquivo por CSKA de Moscú y un regreso a la Liga Nacional para vestir la camiseta de Quilmes de Mar del Plata, la NBA vuelve a aparecer en tu vida. Esta vez son los míticos Boston Celtics quienes te buscan. Sí, los del mítico Boston Garden que ganaron 10 títulos entre el final de la década del 50 y toda la del 60. Sí, los del glorioso Larry Bird en los 80. Juegas 7 partidos allí, en la capital cultural de Estados Unidos, hasta que interrumpen el contrato y es el final de tu carrera NBA. Pero, ¿quién te quita esas maravillosas experiencias?

El año 2000 aparece como una frontera de cambios, un límite a atravesar. Habías decidido ir por un trayecto diferente al de los demás. Tras un par de temporadas como una joven promesa de la Liga Nacional y que tu nombre, Juan Ignacio Sánchez, apreciera señalado como el de uno de los bases del futuro, el deseo de estudiar en una universidad estadounidense y la posibilidad de que esa fuera la ruta hacia la NBA te pareció la más adecuada.

La Universidad de Temple y su equipo los Owls te brindaron todo lo necesario para el desarrollo tanto intelectual como deportivo. De a poco creció tu protagonismo hasta erigirte como una leyenda del básquetbol de los Owls. Faltaba solo un paso hacia la tan ansiada NBA: que alguna franquicia te eligiera en el draft. La decepción fue grande al ver pasar las elecciones y que el comisionado David Stern no pronunciara tu nombre. Sin embargo, no todo estaba perdido.

Ya de regreso en Bahía Blanca, tu ciudad natal, llegó la comunicación soñada: los Philadelphia 76ers, justo el equipo de la ciudad donde habías estudiado, se interesaban en ti. No lo pensaste ni un segundo. Viaje a Buenos Aires, vuelo a New York y de ahí en auto hasta Philadelphia.

La ventaja era que no debías adaptarte a una cultura diferente ni a un territorio desconocido. El famoso Museo de Arte con la escalinata de 72 escalones que popularizó Sylvester Stallone en Rocky ya te era completamente familiar, lo mismo que el Río Delaware. Solo restaba demostrar tus capacidad en el equipo que dirigía Larry Brown y en el que la estrella más brillante era Allen Iverson.

El objetivo estaba cumplido y el 31 de octubre, por apenas un puñado de horas gracias a jugar en la Conferencia Este te convertís en el primer argentino en debutar en la NBA. Luego, la travesía sería breve: solo 24 partidos hasta que te traspasan a Atlanta Hwaks, donde las oportunidades resultan mínimas. Lo que más destacas es haber sido uno de los que se sumó a la estadística de caminar por el aeropuerto más transitado del mundo.

La poca acción te lleva a tomar la decisión de emigrar a Grecia por una temporada. Cuando el capítulo NBA parecía cerrado, aparece una oferta de Detroit Pistons mientras te preparas para jugar el Mundial de Indianápolis. Viaje relámpago a la ciudad conocida por su industria automotriz y por los Bad Boys de la década del 80. Firmas el contrato, regresas con la Selección Argentina que hace historia al ganarle al Dream Team y cortarle un invicto de 58 partidos.

Tras el subcampeonato del mundo, llegas a Detroit. La experiencia es un tanto amarga porque juegas apenas 9 partidos de los 26 en los que formas parte del equipo hasta que se termina el vínculo. Ese es el final de tu experiencia en la NBA. Harás un intento más al año siguiente, pero no lograrás quedar en los Golden State Warriors. Tienes 26 años y una gran carrera por delante. Te guardas el hermoso recuerdo de haber marcado un hito para el básquetbol de tu país.

Si comenzaste el viaje por Philadelphia, puedes volver hasta el segundo párrafo del texto para conocer Seattle.


Este viaje de aventuras podría continuar con la historia de cada basquetbolista argentino y el momento en el que tomó la decisión de continuar su carrera en la mejor y más exigente liga del mundo.

Continuaremos nosotros con el recorrido. La siguiente escala nos lleva al sur de Texas. San Antonio pasó de ser una ignota ciudad del para cualquier persona nacida en argentina al punto inevitable de todo viaje para quienes aman el básquetbol. El Riverwalk, ese paseo a la orilla del río fue el escenario de miles de encuentros entre compatriotas que estaban ahí solo por una razón: Manu Ginóbili.

El bahiense jugó 16 años en San Antonio Spurs, consiguió 4 anillos de campeón y se ganó el respeto y la admiración de toda la ciudad, especialmente de su amplia comunidad latina. Manu les abrió las puertas de San Antonio a varios compatriotas: Fabricio Oberto (jugó allí entre 2005 y 2009), Nicolás Laprovittola (18 partidos en la temporada 2016-2017) y Patricio Garino (estuvo en el equipo filial, los Austin Spurs).

Para seguir nuestro viaje, volveremos a la Costa Este. En 2004, Detroit repite como anfitriona, en este caso de un joven Carlos Delfino que estará allí por tres temporadas. Y aparece Chicago, la ciudad del viento, la de los rascacielos, la de Al Capone, pero por sobre todo, la que disfrutó al mejor basquetbolista de la historia: Michael Jordan. Chapu Nocioni llega a los Bulls luego de estacarse en España y se inserta rápidamente en el equipo. Con su juego y carácter se gana el cariño del público hasta recibir en los playoffs una especial ovación de todo el United Center, que había vivido noches de gloria con 6 títulos en 8 años.

Desde el estado de Illinois nos movemos hacia el Atlántico para llegar al de Carolina del Norte. Otro sitio relacionado con Jordan porque allí curso sus estudios universitarios. Charlotte fue la ciudad donde aterrizó Walter Herrmann. Destacada por los negocios y la actividad financiera, también tiene al deporte como aspecto relevante: los Carolina Panthers de la NFL, las carreras de NASCAR -incluido el Salón de la Fama de esta categoría automovilística- y los, por aquel momento, Bobcats de la NBA. Una temporada y media después, sería el tercer y último argentino en sumarse a los Pistons de Detroit.

Tras 5 años de espera desde que fue drafteado, en 2007 llegó a Houston Luis Scola. La ciudad más poblada del estado de Texas y la cuarta de Estados Unidos tiene a la industria y al petróleo como pilares de su economía. Los Rockets consiguieron con Hakeem Olajuwon como estrella los dos títulos entre los tríos de campeonatos de los Bulls de Jordan. Tenían, cuando arribó Luis, al gigante chino Yao Ming como figura. Scola se convirtió en un referente de la franquicia durante las 5 temporadas que estuvo en el equipo.

Las próximas dos ciudades las visitaremos gracias a Delfino. En 2007, el escolta fue traspasado a Toronto Raptors. La ciudad canadiense es considerada la más multicultural del mundo con un 52 % de población extranjera. La CN Tower, por ese entonces el edificio más alto del planeta, sobresale por sus 553 metros. El crudo frío del invierno es el enemigo principal. Los Raptors fueron uno de los dos últimos equipos en incorporarse a la NBA junto con los Grizzlies -primero de Vancouver, luego de Memphis- en 1995. Entre 1998 y 2004, Vince Carter había sido el sello distintivo de la franquicia. Delfino estuvo solo una temporada. En 2015, Scola sería el otro argentino en formar parte de los Raptors, también por una sola campaña.

Milwaukee, conocida por la fabricación de cervezas -que le da nombre a su equipo de béisbol- y el impresionante festival de música Summerfeste, recibió, con el Lago Michigan como paisaje, a Delfino en 2009. El escolta santafesino jugó tres temporadas en los Bucks en la ciudad más poblada del estado de Wisconsin antes de partir rumbo a Houston, donde cerró su trayectoria en la NBA.

Volamos hacia el Pacífico y llegamos a Sacramento, la capital del estado de California. A los Kings de esa ciudad fue Nocioni en febrero de 2009, a pesar de que estaba completamente a gusto en Chicago. Sin dudas, es el famoso ´Lejano Oeste´. De hecho, en el Old Sacramento uno puede remontarse a la época de la Fiebre del Oro y animarse a un paseo en carreta. En 2010, Chapu fue el segundo argentino en tener a Philadelphia como su casa.

Washington fue el hogar de Fabricio Oberto en 2009. Con el Capitolio, la Casa Blanca y la Corte Suprema como referencias, y la Galería Nacional de Arte como atracción, la capital de Estados Unidos es la casa de los Wizards. El pivote cordobés participó de una conflictiva campaña en la que Gilbert Arenas, la estrella del equipo, amenazó a su compañero Javaris Crittenton con una pistola en el vestuario.

En 2010 Oberto volvió a mudarse. Portland, en el estado de Oregon, es conocida como ´La maravillosa tierra del Pacífico. La estadía de Fabricio en esta ciudad en la que se destacan sus parques, el Jardín Japonés y el Zoológico, fue tan breve como intensa: apenas pudo jugar 5 partidos hasta que sus problemas cardíacos le pusieron el punto final a su camino en la NBA.

Pablo Prigioni era un base sobresaliente en Europa y ya se acercaba al final de su carrera. Sin embargo, a los 35 años recibió una propuesta difícil de rechazar: lo querían los New York Knicks. La Gran Manzana, con todas sus luces, recibió a un jugador de perfil bajo pero conocimiento del juego muy alto. En silencio y rodeado de celebridades, Pablo, que pudo conocer como un turista más la Estatua de la Libertad, el Cewntral Park o el World Trade Center, se ganó el respeto del público del Madison Square Garden. A la mitad de su tercer año en los Knicks, Prigioni fue traspasado a Houston, donde completó aquella temporada.

Los deseos de los jugadores muchas veces chocan con las decisiones de las franquicias. Así Scola, que tenía su vida y la de su familia armada en Houston, fue traspasado a Phoenix Suns en 2012. La caiptal del estado de Arizona, el centro del Valle del Sol, ofrece sol y calor durante todo el año. Tras una temporada en la que jugó los 82 partidos, con muchas más derrotas que triunfos (57 contra 25), Luis volvió a cambiar de equipo.

Scola se trasladó en 2013 del sol de Phoenix a los duros inviernos de Indianápolis. La sede de la famosa carrera automovilística de las 500 millas es la casa de los Pacers. También se la considera la capital del básquetbol en Estados Unidos. En la franquicia donde Reggie Miller es la máxima estrella de su historia, Scola jugó dos campañas de las que solamente se perdió un partido de temporada regular.

Los Angeles, otra de las ciudades ilustres de Estados Unidos, fue la última en la que vivió Prigioni como jugador de la NBA. El núcleo de la industria televisiva y cinematográfica del país, tiene al letrero de Hollywood como carta de presentación. Históricamente a la sombra de los multicampeones Lakers, los Clippers fueron los que sumaron al experimentado base argentino. Sin tanto protagonismo adentro del campo, Pablo fue importante para el desarrollo de Chris Paul como jugador.

El último destino de Scola, el jugador argentino con más mudanzas en la NBA, fue Brooklyn. En los Nets tuvo mucha menos participación que la que acostumbraba, pero eso no le impidió a Luis tener la experiencia de vivir en una gran ciudad. Brooklyn, uno de los cinco distritos de Nueva York y tiene al puente que lo une con Manhattan un ícono visual inconfundible.

Para completar el trío de ciudades de Texas con equipos en la NBA nos faltaba viajar a Dallas. Los Mavericks sorprendieron con la contratación de Nicolás Brussino en 2016, el segundo jugador en la historia que llegó directo desde la Liga Nacional. Donde fue asesinado John Fitzgerald Kennedy, los Mavericks tienen su franquicia desde 1980. Brussi fue compañero del alemán Dirk Nowitzki, el mejor extranjero de la historia de la competencia.

Orlando, la ciudad del centro del estado de la Florida que ofrece a los parquies temáticos entre los que sobresale Walt Disney World como atracciones turísticas, fue el hábitat de Patricio Garino. El marplatense, que no había tenido lugar en los Spurs, fue contratado por el Magic para el final de la temporada 2016-2017. Cinco partidos duró la estadía de Pato en la tierra de la casa de Mickey Mouse.

Para llegar a nuestra siguiente escala sobrevolamos el Gran Cañón del Colorado. Nos espera la ciudad de Denver, la casa de los Nuggets que tienen a Facundo Campazzo desde 2020. El base cordobés, ya afianzado en el equipo y uno de los favoritos del público por su sacrificio y sus pases inesperados, disfruta junto con su familia de una ciudad tranquila. La cercanía de las montañas embellece, sin dudas, el paisaje de la capital del estado de Colorado.

Para el cierre de la temporada 2020-2021, Gabriel Deck, proveniente del Real Madrid al igual que Campazzo, llegó a la NBA. Oklahoma City, un lugar en donde la cultura de los cowboys sigue latiendo, tiene al Thunder en plena y permanente reconstrucción. Desde la salida de Kevin Durant, James Harden y Russell Westbrook, se ha convertido en un equipo que no encuentra el rumbo.

Nuestro viaje tiene, por ahora, un último destino: Minneapolis. Atravesada por el río Misisipi y conocida por sus parques y lagos, la ciudad que alberga a los Minnesota Timberwolves es la que ha incoporado más recientemente a un jugador argentino: Leandro Bolmaro. Para conocer y recorrer, el joven cordobés triene un guía de lujo, ya que Prigioni es uno de los entrenadores asistentes.

Durante los últimos 20, la geografía de Estados Unidos, además de Toronto en Canadá, ha sido habitada por basquetbolistas argentinos. Solo 6 ciudades con equipos en la NBA no tuvieron a jugadores aalbicelestes como sus habitantes: Miami, New Orleans, Utah, Cleveland, Memphis y San Francisco. Ya llegará el momento del arribo de uno a cada sede para visitar todos los puntos del mapa.

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