La misma crisis del Barcelona que provocó salida de Messi complicaría despido de Koeman

“Todo el mundo sabe el problema del Barça hoy en día”, dijo Ronald Koeman, quien realmente se lo buscaba. Decir “inserta un chiste aquí” era demasiado fácil; la respuesta, demasiado obvia. Sí, Ronald: eres tú. El Barcelona cayó derrotado una vez más, en esta ocasión en Lisboa por el Benfica, lo que les dejaba con un récord en Champions League en el que se puede leer: dos jugados, dos perdidos, cero goles marcados, seis goles en contra. Es posible que no avancen más allá de fase de grupos.

“Una situación crítica”, tal como la calificó Sergio Busquets.

La clase de situación crítica que provoca el despido de un director técnico, aunque también es la clase de situación demasiado crítica como para limitar las medidas a cesantear al entrenador. Cuando se le preguntó si la salida de Koeman arreglaría la situación, el volante Frenkie de Jong respondió con una sola palabra: “No.” Y si bien la respuesta del técnico barcelonista conlleva interés propio e instinto de conservación (si es que él desea seguir viviendo esta situación); cuando Koeman repite la misma frase de ser realistas, también tiene algo de cierto.

Hoy, expresó Koeman como si no llevara semanas diciéndolo; esa misma mañana, LaLiga oficializó los límites salariales impuestos esta temporada a los clubes españoles. En otras palabras, el circuito español indicó las cifras que pueden invertir los clubes para sufragar los costos generados por el ámbito deportivo de su negocio si desean fichar jugadores, incluyendo transferencias, salarios, etcétera. Lamentablemente, hablamos de la base fundamental sobre la que se construye cualquier club.

El límite salarial del Real Madrid para la temporada 2021-22 es de €739.12 millones.

El Barcelona tiene un límite de €97.92 millones.

Vale la pena repetir los números: noventa y siete. Setecientos treinta y nueve.

Que el Barcelona se encuentra sumido en una crisis no sorprende a nadie; aunque a algunos les gustaría decir que realmente no se trata de una crisis, acusando al resto de equipos de fingir. Pues bien, el club blaugrana se encuentra a punto de quedar eliminado de la Champions (algo que absolutamente no se pueden dar el lujo de que suceda), aparte de verse obligado a presionar la salida de la plantilla del mejor jugador de la historia del club* … para después desprenderse de su segundo mejor delantero, todo a cambio de nada. Todo ello hiede fuertemente a crisis.

Efectivamente, el Barça está en quiebra y hay una razón por la cual su temporada veraniega se desarrolló de la forma en que lo hizo. El presidente culé Joan Laporta ya había afirmado que la deuda total del club sumaba €1.300 millones y que había perdido una cifra superior a los €450 millones, sólo en el último año. Sin embargo, el límite salarial impuesto (por la propia liga, luego de ser comparado con otros clubes) fue sorprendente. Una larga lista de cifras que no admiten discusión ni ofrecen una salida; entre ellas, se incluye la del Barcelona, siete veces inferior a la del Madrid. Siete veces menor a lo que estaban acostumbrados: hace solo dos veranos, el límite del Barcelona era de €671 millones.

Y tampoco se trata sólo del Madrid. Pocos días antes, Koeman afirmó que “terminar alto” en LaLiga sería un “éxito”. Si, a final de cuentas, todo depende del dinero (como tan frecuentemente suele ser el caso), el técnico tiene razón. El Madrid no es el único capaz de gastar más dinero que el Barcelona en su plantilla. También están Sevilla, Atletico Madrid, Villarreal, Real Sociedad y Athletic Bilbao. Ni siquiera están tan lejos del Espanyol. Con menos de €100 millones, ningún club de la Premier League puede gastar menos que el Barça.

Según las cifras manejadas por LaLiga, los clubes de la Premier League invirtieron €1.386 millones este verano en fichajes, mientras que los clubes del circuito español gastaron €271 millones. Las ligas de Alemania, Francia e Italia también desembolsaron más que la española, en términos absolutos. Sin embargo, a la hora de hablar de gastos netos, Alemania y Francia lograron recuperar más dinero del gastado.

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Moisés Llorens nos da su power ranking de los posibles candidatos a tomar el banquillo blaugrana con la inminente salida de Ronald Koeman.

Las reglas financieras de LaLiga no sólo afectaron al Barça

Los estados financieros de los distintos equipos que conforman LaLiga constituyen una lectura fascinante. Veamos algunos de los notables clubes incluidos en la lista: el equipo que ocupa el último puesto es el Valencia. Sí, el Valencia. Su límite es de €30.98 millones. Si no fuera por la inyección de recursos provenientes del acuerdo entre LaLiga y el fondo de inversión CVC, podría haber sido ligeramente superior a €10 millones.

El director financiero de LaLiga indicó que el Valencia fue víctima de “la tormenta perfecta”: una combinación de los efectos de la pandemia, su fracaso al no clasificar a torneos europeos y la lentitud del mercado para vender jugadores y así equilibrar cuentas, lo que los lleva a ostentar una deuda total cercana a €450 millones. El club traspasó jugadores de todos modos: seis de sus titulares dejaron el club el pasado verano, antes de que la mayoría se diera cuenta de lo mala que estaría la situación, aunque sin generar los rendimientos necesarios.

Ligeramente por encima del Valencia se encuentran sus vecinos del Levante, cuyo sentido de la oportunidad no pudo ser peor: remodelaron su estadio justo cuando nadie podía visitarlo. El límite del Atleti se redujo en más de la mitad a pesar de haber ganado el título de liga, esencialmente por haber gastado dispendiosamente el año anterior.

En el caso del Real Madrid, su límite fue tan alto (de hecho, se incrementó con respecto al año pasado, pasando de €468 millones a €739 millones) porque, según indicó el ejecutivo de LaLiga José Guerra, su gestión de la crisis causada por el coronavirus fue “brillante”. Algo que, debemos decirlo, desmiente lo dicho por el expresidente del Barcelona Josep María Bartomeu, cuando afirmó que la pandemia era la única razón del hundimiento del club catalán.

El Madrid redujo salarios, conformó un fondo de contingencia, vendió jugadores y terminó su ejercicio económico con una ganancia muy pequeña. Sergio Ramos, Raphael Varane y Martin Odegaard dejaron el club, generando significativas repercusiones financieras. Se le indicó a Carlo Ancelotti que no había mucho dinero para gastar al asumir la dirección técnica del club, que no harían nuevos fichajes, que la política de austeridad seguiría en pie. El dinero ahorrado estaba destinado para intentar hacerse con los servicios del delantero del Paris Saint-Germain Kylian Mbappe; algo que podían permitirse, según confirmó LaLiga. O, al menos, podían concretar manteniéndose dentro del límite.

A final de cuentas, no lograron fichar a Mbappé y una pequeña parte de ese desembolso se utilizó para contratar a Eduardo Camavinga en vez del joven artillero del PSG. El Madrid no llegó a su límite salarial, como no lo han hecho en los años recientes.

Y ese es el otro elemento que vale la pena mantener presente. Los límites salariales no son lo mismo que un presupuesto. Un “límite salarial” ni siquiera es lo mismo que “masa salarial”. Se trata de la máxima cantidad permitida a un club para invertir en su plantilla, fijada de acuerdo con los cálculos de ingresos y activos hechos por la liga mediante una serie de criterios; algunos complejos y otros más sencillos.

No se trata de la cantidad que obligatoriamente deben invertir, ni tampoco la ya invertida. No se trata de un simple porcentaje de los ingresos, como se cree frecuentemente; aunque sí es cierto que la liga recomienda que los salarios no deben superar con creces el 60% (pero también es una buena práctica comercial). Sin embargo, es en definitiva un simple número, un límite firmemente impuesto, una línea en la arena que los clubes no pueden cruzar. Diseñada con la intención de evitar que los clubes en problemas profundicen sus complicaciones, gastando lo que no pueden costear.

Dichas cifras actuales, reveladas con lujo de detalles (como todos los años), es el límite de gastos de los clubes durante el verano recién concluido. Cuando, y ésta es la clave, se trataba de gastar. Y hablamos de gastos nuevos. Utilizando el ejemplo obvio: si Leonel Messi hubiese formado parte de la plantilla del Barcelona, con un contrato válido, en vez de ser efectivamente un nuevo jugador que debían renovar, habrían podido mantenerle en el club.* Su salario no habría sido considerado como un factor que contribuía a que el Barcelona excedía su limite salarial (aunque el costo de mantenerlo aportaría, obviamente, a la reducción de dicho límite).

Puedes gastar por encima del presupuesto; pero si lo haces, no puedes fichar. La liga utiliza un sistema automatizado mediante una aplicación, y es muy simple: si no cumples con los criterios e intentas inscribir a un jugador en la liga, simplemente no podrás hacer clic en el botón verde para completar la operación. La computadora dirá que no. Cero debates, cero negociaciones. No hay forma de darle la vuelta.

Aunque bueno, sí hay una forma de darle la vuelta. Se aplicó cierto margen de tolerancia debido a la pandemia. Los clubes que se encontraban por encima del límite podían gastar en la contratación de nuevos jugadores, siempre y cuando hicieran ciertos ahorros, si demostraban que cumplían con sus deudas, reducían costos y lidiaban con su déficit financiero. Si sus costos netos no crecían (si, de hecho, bajaban y lo hacían con rapidez), los clubes podían invertir en una proporción de 1:4. En otras palabras: por cada €100 millones que lograban demostrar que habían recuperado, podían gastar €25 millones. Razón por la cual el Barcelona podía fichar, según dichos criterios, a pesar de que su gasto general superaba esos €97.92 millones. (Los costos salariales del Barcelona, de hecho, siguen excediendo los €400 millones). Sin embargo, por cada euro egresado, debían ingresar cuatro. Aunque probablemente tampoco querían fichar, porque su salud financiera general representa un tema distinto (aunque vinculado al primero).

Esta fue una situación que se replicó en los clubes de toda España, todos evaluados bajo los mismos criterios, aunque no todos gestionaron la situación de la misma forma. Villarreal y Sevilla utilizaron ventas de jugadores (que en el caso del Sevilla fueron menos de lo anticipado porque Jules Kounde se quedó en la plantilla) para costear unos gastos que superaron al resto. Nadie desembolsó tanto dinero. El Atlético fichó a Antoine Griezmann porque sabía que el Barcelona estaría eventualmente obligado a dejarlo ir gratis. El Valencia sólo invirtió dinero (aproximadamente €8 millones en el fichaje de Marcos Andre, siendo la primera vez en dos años que pagaban por un jugador) al final del mercado, una vez concretado el pacto con CVC.

Después del fiasco Messi, ¿puede el Barcelona pagar el despido de Koeman?

Lo anterior nos lleva a la pregunta clave y a todos los asteriscos anteriores: Messi. Cuando el Barcelona anunció su salida de la plantilla, publicó un comunicado insistiendo que tanto jugador como club querían su permanencia; sin embargo, las reglas del club no permitieron hacerlo. Sin embargo, esa es una verdad a medias. Una renovación anticipada habría evitado dicha situación y, de todos modos, se podía quedar en la plantilla de acuerdo con los criterios de límite salarial, según indicó Guerra.

Firmar la operación con CVC era una forma de lograrlo; aunque no la única, incluso a pesar de que el tiempo parecía agotarse. Si eso hubiera sido positivo para la salud financiera del club es otro tema, uno en el que insistieron con preocupación las personas cuyos avales permitieron que Laporta asumiera la presidencia del Barcelona.

“Había soluciones que permitían que Messi se quedara”, indicó Guerra. “El club decidió utilizar su capacidad para contratar [jugadores] en otras áreas. No solo se trataba de temas financieros”.

Solo que, sí se trataba de ello, en mayor medida. Messi se fue. Y otros también. Despacharon a todos los jugadores de los que podían desprenderse. Pero no lograron hacerlo en suficiente medida, siendo también incapaces de elegir a quiénes entregaban. Se suele decir que las normas de Fair Play Financiero no se aplican; pero en este caso, las aplicaron hasta las últimas consecuencias.

¿Por qué el Barcelona no tiene una plantilla mejor? Porque no pueden costearla. Ese es el problema al que se refiere Koeman: uno tangible y de ámbito deportivo. No se trata de una cuestión económica que podemos ignorar. Es una regla impuesta por LaLiga a cualquier equipo que desea inscribir jugadores.

Incluso, en el caso del Barcelona, sus propios jugadores. Al mejor de su historia. Que también es el mejor de la historia de LaLiga, pero no hubo marcha atrás. El Barcelona pudo haber retenido a Messi, pero no habrían fichado a nadie más (lo que no sería tan malo) y se les agotaba el tiempo, sin garantías de poder hacer algún ahorro. Nadie compraba; entre otras cosas, porque sabían que no tenían que hacerlo: El Atleti jugaba con el reloj y la desesperación de Laporta con Griezmann. Los jugadores se negaban a ser traspasados. Los recortes salariales llegaron tarde, cuando se hicieron.

Los fichajes (todos productos de traspasos gratuitos, con la excepción de Emerson, que fue transferido por una pequeña ganancia en verano) se produjeron a una cuarta parte de los costos de los que el Barcelona pudo desprenderse, y cada uno dependía del otro. De lo contrario, simplemente no podían ser inscritos (lo que no ocurrió, obviamente, hasta último minuto). Habrían quedado en un limbo. Al igual que su director técnico.

La falta de alternativas y la escasez de dinero son las razones que mantienen a Koeman en el Barcelona; siendo la razón de la persistencia de su problema particular la existencia de un problema más grande que él, que se agrava con cada partido jugado.

Cesantear a Koeman le costaría al Barcelona un finiquito por €12 millones, cuando el club aún no ha podido saldar sus deudas a Quique Setién o Ernesto Valverde. LaLiga no permite que los clubes se beneficien de las cesaciones unilaterales de relaciones laborales, por lo que no se puede restar del límite cualquier ahorro salarial producto de un despido sin mutuo acuerdo, para después liberarlo y disponerlo en la contratación de otro entrenador. Sin embargo, ya que LaLiga no quiere que sus clubes (o técnicos) se mantengan estancados en una situación indeseable, existe una concesión especial para contratar a un nuevo entrenador. Más allá del límite salarial, más allá de la opción del 4:1, el Barcelona puede invertir €3.91 millones en la contratación de un nuevo DT, porque las reglas indican que se puede gastar un 4% del límite como medida de emergencia.

Y ese límite, tal como vimos esta semana en marcado contraste entre blanco y negro, es de €97.92 millones. Y, como todos lo saben, ese es el verdadero problema. O bien, al menos es uno de ellos.

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