NFL 2021 Día 23 de la Previa MARCA Claro de cara a la temporada 2021
Desde que los Seahawks eligieron a Russell Wilson en 2012, Seattle ha ganado al menos 9 partidos cada temporada. El QB les da una oportunidad ante cualquiera, pero la disminución de talento en los últimos años les ha dejado un escalón por detrás de los contendientes.
Desde que perdieron el Super Bowl XLIX, no han vuelto siquiera a la final de conferencia y no tenían un título divisional desde el 2016 antes del año pasado, que fue un progreso… hasta que Pete Carroll lo cortó de tajo a mitad de temporada y terminaron por caer eliminados en Playoffs en casa, algo que no les había pasado con Wilson como QB.
Entre más pasen, más opciones tendrían de ganar, pero Carroll ha vivido en el pasado. Todos piden que Dejen Cocinar a Russ, menos su entrenador. Eso limita sus opciones. De nuevo.
Quizás no lo recuerden, pero a mitad de temporada, Russell Wilson era el favorito para ganar el MVP. Iba camino a romper el récord de pases de anotación de Peyton Manning. Todos hablaban de la ignominia de cómo nunca había recibido un voto para el MVP. Seattle era el equipo que más pasaba camino a tener marca de 6-1. Los gritos de ‘Let Russ Cook’ (deja cocinar a Russ) estaban finalmente siendo escuchados.
Pero a Pete Carroll no le gustaba esto. Sigue aferrado a la fórmula que le dio dos viajes al Super Bowl: ganar corriendo el balón y con defensa. Funcionó en su momento, pero el único remanente de la ‘Legion of Boom’ es Bobby Wagner y tiene rato que no son una defensa de élite, tirando más a promedio (por no decir mala).
La molestia de Carroll surgió a mitad de temporada. Perdieron el invicto en Arizona, cuando ganaban por 10 en los últimos minutos, se fueron a la prórroga y Wilson lanzó su tercera intercepción que les costó el partido. De ahí perdieron 44-34 ante los Bills, un día que no tenían corredores (Carson y Hyde estaban fuera), se abajo por dos anotaciones de inmediato y tuvieron que remar contra corriente todo el partido. La siguiente semana, cayeron 23-16 ante los Rams con dos intercepciones más de Russ.
Ahí, Carroll puso freno de mano al ataque (por más que los pases funcionaron mucho mejor que la carrera aún en esas tres derrotas). Volvieron a ‘establecer la carrera’ y sí, de 6-3 terminaron en 12-4, pero la productividad ofensiva se cayó a pedazos: solo un partido de más de 27 puntos (y fue ante los benditos Jets), de promediar 318 yardas por pase a 209 tras la derrota ante los Bills, con una máxima de 263. En las primeras mitades, pasaron de 7.3 yardas y 57% de success rate a 5.6 y 54%.
El mejor reflejo de que esto no sirvió es es que, contra rivales divisionales, tuvieron mejor rendimiento ante los tres partidos en la primera mitad de temporada que en las revanchas, en las que estaba de regreso el conservadurismo. Sí, fueron tres triunfos, parte de ese cierre de 6-1, pero fue un caso más que las victorias a veces hacen más mal que bien al hacer menos notorios los errores.
Tras esa derrota ante los Rams en la semana 10, Seattle solo perdió uno de sus últimos siete partidos, pasando de ser la quinta peor defensiva en puntos a la mejor. Coincidió con el regreso de lesión de su mejor córner (Shaq Griffin) y de Jamal Adams (volvió ante los Bills), además de que se hicieron con Carlos Dunlap vía cambio también previo a ese juego ante Buffalo.
6-1 en el cierre, con defensa y juego por tierra, como le gusta a Pete Carroll… pero fue tan miope como siempre en no reconocer que lo hizo ante una terrible lista de mariscales: Kyler Murray el día que se lesionó el hombro en el primer cuarto, Carson Wentz, Colt McCoy (quien les ganó de visitante anotando solo 17 puntos), Sam Darnold, Dwayne Haskins, Jared Goff el día que se rompió el pulgar en la segunda mitad y C.J. Beathard.
En los Playoffs, la ‘gran defensiva’ permitió 30 puntos a los Rams (23 quitando un pick six) comandados por John Wolford, quien fue reemplazado por Goff con el pulgar roto y con sin Cooper Kupp, lesionado en la segunda mitad . Y creer que había gente en internet aplaudiendo la gran mejora…
Para 2021, los dos córners titulares (Griffin y Quinton Dunbar) no vuelven, por lo que los titulares serían Tre Flowers (permitió 74.5% de completos), D.J. Moore y Ahkello Witherspoon, quien llega de San Francisco. K.J. Wright pinta que tampoco vuelve, aunque siguen en negociones, por lo que Jordyn Brooks aumentará su protagonismo.
Las otras contrataciones fueron Kerry Hyder y Aldon Smith, éste último cortado por su enésimo encuentro con la ley. Luce muy similar a una defensiva que terminó con la segunda mayor cantidad de yardas por pase permitidas. Valiente mejora. Y no, extender el contrato de Jamal Adams no mejorará esto porque es un linebacker realmente, no un profundo, porque en cobertura fue el #61 permitiendo 10.4 yardas por intento.
El esquema defensivo de Carroll es demasiado vainilla, sin variantes, y sigue demostrando aquí, en Atlanta y otros sitios donde están sus pupilos que, sin la ‘Legion of Boom’, no funciona. Van de nuevo, un año más. La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados distintos…
Ya nos quedó claro que a Pete Carroll no le gusta lanzar el balón; quizás lo traumó Malcolm Butler. Darrell Bevell fue despedido tras 2017, luego de dos años de estar entre los 10 equipos que más pasaban el balón (parece ignorar que antes de 2020, 2016 era su último título divisional, cuando pasaron más). Carroll trajo a Brian Schotteinheimer, quien siguió los primeros años el plan de correr más, pero en 2020 dejó cocinar a Russ. Tantos pases no pueden permitirse, por más que llevó a iniciar 6-1, así que también el OC se fue a la calle.
Llega ahora Shane Waldron, el que fuera coordinador del juego aéreo de los Rams. Promete algunas cosas positivas, como aumentar la velocidad para sacar las jugadas (no me lo creerán, pero los Seahawks suelen ir lento por preferencia de Carroll) y pasar a hacer más jugadas bajo centro. No se espera un esquema completamente a lo Shanahan, pero Seattle salió bajo centro solo el 30% del tiempo, mientras que los Rams lo hicieron en 58%. Wilson se vería beneficiado a priori, porque sus números estaban entre los mejores de la liga cuando iniciaba bajo centro, aunque el volumen era menor.
En la segunda mitad de 2020, las defensivas rivales pusieron dos safeties profundo para evitar los pases largos de los Seahawks, que los siguieron intentando ya sin el éxito de la primera mitad de la campaña. Lo admitió el mismo Tyler Lockett, diciendo que pecaron de ambiciosos en lugar de tomar lo que la defensiva otorgaba, aunque fueran ganancias no tan grandes. Este año se esperan pases de menos yardas en la aire, pero eso no quiere decir menos jugadas grandes: si algo es distintivo de los Rams es que los receptores sumaban muchas yardas después de la recepción, cortesía del diseño de la ofensiva. Russell Wilson es mucho mejor mariscal que Jared Goff. Lockett, Metcalf y el novato Eskridge son explosivos (4.40 o menos en las 40 yardas) e importaron de L.A. a Gerald Everett, quien debería tener más participación que todos los ala cerrada del equiop el año pasado.
Todo suena muy bonito hasta topar con la pared de siempre: la voluntad de Carroll. Considerando toda su gestión y, sobre todo, lo visto en 2020… ¿se puede confiar en que dejen la idea obsoleta de establecer la carrera?
Tras el Super Bowl LV, quizás viendo los reclamos de otros mariscales de élite (Brady el año pasado, Watson y Rodgers éste), Russell Wilson recriminó públicamente al equipo porque va camino a ser el QB más capturado de la historia. No está exento el QB de culpa, porque trata de extender jugadas de más, pero la línea necesitaba mejoras. Fue la principal petición de Russ, junto a ser escuchado.
Aparecieron los reportes de los equipos a los que quería ser cambiado: Saints, Jets, Dolphins y Raiders. Ninguno ofreció, solo lo hizo Chicago. Al tiempo, se resolvieron las diferencias (o no quiso irse a la Ciudad de los Vientos).
Llegó el nuevo coordinador y el guardia Gabe Jackson, ambos movimientos aparentemente con el aval de Wilson, pero esto deja ver que ya hay fracturas entre el equipo y su mejor jugador. Y refleja otra cuestión: el mariscal sabe que se le acaba el tiempo.
Wilson cumple 33 en noviembre; no pareciera, pero llegó ‘viejo’ a la liga, de 24 años por estar cinco temporadas en la NCAA. Varios jugadores clave tienen más de 30 (Duane Brown, Carlos Dunlap, Bobby Wagner, el propio Gabe Jackson) y el equipo ha fallado últimamente en el Draft (D.K. Metcalf salva a los elegidos en las primeras dos rondas desde 2016: Germain Ifedi, Jarran Reed, Malik McDowell, Ethan Pocic, Rashaad Penny, L.J. Collier, Marquise Blair, Jordyn Brooks y Darrell Taylor, con D’Wayne Eskridge elegido este año). No hay demasiado talento joven.
Pete Carroll tiene 70 años, tampoco le queda demasiado, por más jovial que actúe. El equipo tiene urgencia de volver a contender, pero siguen sin poder recrear lo que les llevó a dos Super Bowls: tener la localía para los Playoffs. Ya no se hará en las espaldas de la defensiva, necesitan más del ataque, y ahí nos encontramos las diferencias filosóficas que ocasionaron todo este problema con su mariscal franquicia.
Otro de los secretos de los dos viajes al Super Bowl de los Seahawks de Carroll: le pagaban extremadamente poco a Russell Wilson gracias a su contrato de novato elegido en la tercera ronda. Llegó el tiempo de pagarle y eso costó talento en otras posiciones.
Los movimientos que han hecho para solucionar sus problemas de la línea ofensiva (traer en cambio a Duane Brown y ahora Gabe Jackson) y la defensa (Carlos Dunlap, Jamal Adams) costaron selecciones del Draft: este año, solo eligieron tres veces, la menor cantidad desde que los Saints hicieran la inexplicable decisión de cambiar TODO SU DRAFT por Ricky Williams en 1999.
Consecuencia, no hay jugadores a costo bajo para redondear el equipo. Vean el cuerpo de receptores: D.K. Metcalf y Tyler Lockett son una de las mejores duplas de la liga… pero detrás están Freddie Swain, Cody Thompson, el novato D’Wayne Eskridge, Penny Hart (no se sientan mal si nunca los habían escuchado). El año pasado, la caída ofensiva de Seattle coincidió con la lesión en la rodilla de Lockett ante Arizona. No perdió ningún partido, pero sin poder meter quinta, su velocidad ya no es amenaza y se pueden enfocar en Metcalf. Ya había pasado algo similar también en el 2019.
Hay equipos en mejor posición para reponerse a bajas; Seattle no es uno de ellos. Cuidado con las lesiones… y ni digamos si Wilson no está disponible un buen lapso de tiempo, que sus remontadas, sacando el buey de la barranca, desaparecerían y los Seahawks podrían enfrentarse una muy triste realidad. Lo bueno es que Russ nunca se ha perdido un partido. Lo malo es que no hay margen de error y están pronosticados a enfrentar el itinerario más complicado de defensivas. Suerte si se ponen a establecer la carrera.
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